Cómo detectar filtraciones en ventanas de pisos en Barcelona

Cómo detectar filtraciones en ventanas de pisos en Barcelona

Publicado el 02 de octubre de 2025


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Señales de filtraciones en ventanas

Detectar a tiempo las filtraciones en ventanas es clave para evitar humedades, moho y pérdidas de confort en el piso. La primera pista suele aparecer en forma de marcas de agua en el vierteaguas interior, juntas ennegrecidas o pintura abombada alrededor del marco. También es habitual percibir corrientes de aire junto a los perfiles, incluso con la hoja cerrada, o notar un enfriamiento localizado en invierno. En días de lluvia con viento, pequeñas gotas pueden colarse por puntos críticos como la jamba, la encintado del premarco o las uniones de junquillos y esquinas del aluminio.

Otra señal clara es el silbido por infiltraciones de aire cuando hay diferencia de presión exterior–interior o al pasar un camión en la calle. Si al apoyar la mano sientes aire frío o caliente que entra, probablemente exista fuga perimetral por burletes deteriorados o un mal sellado con silicona. En edificios antiguos de Barcelona, con carpinterías metálicas sin rotura de puente térmico, es común que el agua encuentre caminos por capilaridad en encuentros mal rematados o por juntas resecas por el sol y la salinidad.

Fíjate también en el estado del vierteaguas exterior y los alfeizares: grietas, pendientes invertidas o encuentros sin goterón favorecen que el agua vuelva hacia el interior. En persianas, las cajas pueden ser otro punto de entrada. Por último, en el vidrio, empañamientos persistentes entre láminas del doble acristalamiento indican rotura del sellado del propio vidrio, lo que reduce su aislamiento y, aunque no siempre sea una filtración de lluvia, sí supone pérdida de estanqueidad y eficiencia.

Checklist rápido: manchas, pintura hinchada, juntas deterioradas, silbidos, corrientes, agua en vierteaguas, moho en esquinas y empañamientos persistentes.

Causas habituales en pisos de Barcelona

Barcelona mezcla edificios modernistas, fincas de los 60–80 y promociones recientes. Esta variedad hace que las causas de filtración varíen según tipología. En fincas antiguas con carpintería de hierro o aluminio sin RPT, el desgaste de burletes, bisagras desajustadas y sellados perimetrales agrietados por radiación solar son frecuentes. En obras de los 90–2000 se observan encuentros de ventana con obra sellados solo con silicona, sin banda estanca ni cintas expansivas, lo que avecina fisuras a medio plazo. En viviendas nuevas, aunque menos habitual, la causa suele ser una mala regulación de herrajes o la ausencia de mantenimiento.

El clima mediterráneo costero añade ingredientes: vientos marinos que impulsan lluvia contra fachadas, episodios de lluvia intensa en poco tiempo y ambientes salinos que aceleran el envejecimiento de gomas. En fachadas con capilaridad (revocos fisurados o pendientes mal ejecutadas), el agua migra hasta el plano de huecos y encuentra paso por juntas débiles. En cubiertas de áticos, la acumulación de agua sin un buen goterón y la continuidad de impermeabilización en petos adyacentes a la ventana pueden agravar el problema.

También influyen errores de instalación: falta de nivelación, espumas mal recortadas expuestas a rayos UV, ausencia de cintas de estanqueidad interior (aire) y exterior (agua), o un remate de vierteaguas que no desagua por delante del plano del cerramiento. Por último, la condensación por puentes térmicos puede confundirse con filtraciones, especialmente en pisos de esquina o plantas bajas con mayor exposición a humedad ambiente.

  • Burletes resecos o rotos por exposición solar.
  • Siliconas cuarteadas o mal adheridas al soporte.
  • Vierteaguas sin pendiente o sin goterón efectivo.
  • Fachadas fisuradas con capilaridad hacia los huecos.
  • Herrajes desajustados y hojas que no presionan bien.

Pruebas caseras para detectar entradas de agua y aire

Antes de llamar a un técnico, puedes realizar pruebas sencillas para localizar por dónde entra agua o aire. La clásica prueba del papel consiste en colocar una tira entre el marco y la hoja; si al cerrar la ventana el papel se extrae sin resistencia, la presión de cierre es insuficiente y el burlete no sella correctamente. La prueba de la vela o incienso ayuda a detectar infiltraciones de aire: pasa lentamente la llama o el humo por el perímetro con la ventana cerrada; si la llama oscila o el humo se desvía, hay pérdida de estanqueidad.

Para simular lluvia, utiliza un pulverizador con agua y rocía desde el exterior, empezando por zonas altas y bajando; observa el interior en tiempo real. Coloca papel absorbente en vierteaguas y esquinas para ver si aparecen humedades. Otra técnica útil es la cinta adhesiva temporal para sellar un tramo; si el silbido desaparece o deja de entrar agua, habrás acotado el punto crítico. Recuerda no forzar cierres: si necesitas golpear para cerrar, puedes empeorar juntas o desalinear herrajes.

Material recomendado: tira de papel, vela o incienso, pulverizador, linterna, toallas/papel absorbente, cinta de carrocero, cámara del móvil para grabar y revisar.

Realiza estas pruebas con viento o tras lluvias, cuando el problema es más evidente. Si detectas el punto, fotografía y documenta. Esto facilitará el presupuesto y ahorrará tiempo en la intervención. Si no encuentras el origen, puede que no sea filtración directa, sino condensación o un puente térmico, que requieren un enfoque diferente.

Diagnóstico profesional: cámara térmica y ensayos

Cuando las pruebas caseras no bastan, un técnico puede realizar un diagnóstico instrumental. La termografía infrarroja permite identificar zonas frías por infiltraciones de aire o por puentes térmicos. No “ve” el agua directamente, pero revela patrones de temperatura anómalos, juntas sin sellar y pérdidas de estanqueidad. En combinación con una prueba de presión (puerta soplante), se acentúan las entradas de aire, haciendo más evidente el trazado del problema con humo o niebla artificial.

En ventanas y fachadas pueden aplicarse ensayos de estanqueidad localizados: se moja el perímetro con caudal controlado mientras se monitoriza el interior. También se inspecciona la caja de persiana, un punto típico de fuga, midiendo corrientes con anemómetro. El técnico revisará el vierteaguas, goterones, pendientes y el encuentro ventana–obra para determinar si falta banda elástica o si la espuma está expuesta y degradada.

  • Termografía para visualizar puentes térmicos y entradas de aire.
  • Ensayos con agua y presión diferencial para confirmar filtraciones.
  • Revisión de herrajes, bisagras, cierre multipunto y regulación.
  • Evaluación de necesidad de cambiar burletes o rehacer sellados.

El resultado es un informe con fotos (térmicas y visibles), puntos críticos y plan de acción. Esta inversión evita “parches” innecesarios y focaliza el trabajo donde realmente se pierde estanqueidad.

Filtración vs condensación vs puente térmico

No todo lo húmedo es filtración. La filtración es la entrada de agua de lluvia por falta de estanqueidad; suele aparecer tras episodios de viento-lluvia, deja marcas de arrastre y puede gotear. La condensación ocurre cuando el vapor del interior se enfría al contacto con superficies frías (vidrios simples, marcos metálicos), generando gotas que pueden parecer fugas. El puente térmico es un tramo del cerramiento donde el calor “escapa” más rápido (por ejemplo, aluminio sin rotura), enfriando el área y favoreciendo condensación y moho.

¿Cómo diferenciarlas? Si la mancha aparece solo cuando llueve con viento y en un punto concreto del perímetro, probablemente sea filtración. Si ocurre cada mañana de invierno en los vidrios o esquinas frías, es más bien condensación. Si hay moho en jambas y dinteles, sin gotear, y la pared está constantemente fría al tacto, puede ser puente térmico. Medir humedad relativa y temperatura interior ayuda a confirmar.

Regla práctica: lluvia + viento + punto exacto = filtración. Frío constante + vaho matinal = condensación. Superficie fría + moho = puente térmico.

Cada caso exige soluciones distintas: la filtración se resuelve con sellado y estanqueidad; la condensación, con ventilación, vidrios bajo emisivos y perfiles con RPT; los puentes térmicos, con cambio de carpintería o aislamiento en jambas y dinteles. Identificar correctamente evita gastar en selladores cuando en realidad necesitas mejorar el aislamiento.

Soluciones rápidas y económicas

Si el presupuesto es limitado o necesitas una solución inmediata, hay actuaciones de bajo coste que mejoran mucho la estanqueidad. Empieza por reajustar herrajes para aumentar la presión de cierre: muchas carpinterías permiten regular el bulón excéntrico para que la hoja presione mejor el burlete. Sustituye burletes aplastados por otros de igual sección; mide la ranura y elige EPDM o TPE de calidad. Rehace el sellado perimetral con silicona neutra o MS polímero (mejor adherencia y elasticidad), tras limpiar restos y desengrasar.

En encuentros ventana–obra, aplica bandas precomprimidas en el exterior si hay holgura, protegiéndolas de rayos UV con un remate. Coloca burletes de compresión adicionales en puntos conflictivos y revisa juntas de junquillos. Si el vierteaguas devuelve agua, instala un perfil goterón o corrige la pendiente con un suplemento. En cajas de persiana, pega espumas acústicas y sella registros. Para condensación, una lámina antihumedad en marco y mejorar ventilación (rejillas autorregulables) ayuda de forma inmediata.

  • Reajuste de cierres multipunto.
  • Cambio de burletes y topes.
  • Sellado perimetral con MS polímero.
  • Bandas expansivas en holguras exteriores.
  • Mejora de cajas de persiana y vierteaguas.

Estas medidas no sustituyen un cambio integral si la carpintería está obsoleta, pero ganan tiempo y confort con una inversión contenida.

Reparaciones y cambio de carpintería

Si la ventana es antigua o la perfilería no admite un sellado duradero, plantéate el cambio de carpintería. En Barcelona funcionan muy bien las ventanas de PVC o aluminio con rotura de puente térmico (RPT), con doble o triple acristalamiento según orientación y ruido. Busca herrajes con cierre multipunto y juntas de calidad. La instalación es tan importante como el producto: exige cintas de estanqueidad interior (aire), cinta expansiva exterior (agua) y espuma aislante protegida. Pide que el vierteaguas tenga pendiente y goterón que evacue por delante de la fachada.

Si solo falla un tramo, valora reparaciones localizadas: cambio de junquillos, sustitución de cristales con bajo emisivo, rehacer sellos exteriores e interiores y recalibrar hojas. En fachadas con fisuras, conviene reparar el revoco, sellar grietas y asegurar continuidad del impermeabilizante hasta el marco. Para ruidos y polvo, considera incorporar vidrios laminares acústicos y mejorar el cajón de persiana con elementos estancos y aislados.

Consejo: solicita 2–3 presupuestos comparables, especificando sistemas de sellado y materiales. Compara no solo el precio del marco y el vidrio, sino la metodología de instalación.

Mantenimiento preventivo anual

Un mantenimiento anual prolonga la vida útil y evita filtraciones. Limpia perfiles y canales de desagüe de hojas oscilobatientes; si se obstruyen, el agua puede rebosar hacia el interior. Revisa y lubrica herrajes con aceite específico, sin excederte. Examina burletes: si están pegajosos, cuarteados o lisos, cámbialos. Comprueba la adherencia de las siliconas exteriores; si ves fisuras, retira y vuelve a aplicar tras imprimar si el soporte lo requiere.

En fachadas expuestas al mar o al sol, aumenta la frecuencia: la radiación UV y la salinidad aceleran el envejecimiento. Inspecciona el vierteaguas y los goterones para garantizar la correcta evacuación. En cajas de persiana, aspira polvo y verifica que no existan huecos que conecten con el exterior. Anota las fechas de intervención y haz fotos de referencia; te ayudarán a detectar cambios con el tiempo y a justificar garantías.

  • Limpieza de canales y orificios de drenaje.
  • Lubricación y ajuste de herrajes.
  • Revisión y sustitución de burletes dañados.
  • Sellado perimetral y control de fisuras.
  • Chequeo de cajas de persiana y vierteaguas.

Costes orientativos y ayudas

Los costes dependen del alcance. Un sellado perimetral y cambio de burletes puede moverse en importes modestos por ventana según tamaño y accesibilidad. La reparación de vierteaguas o remates exteriores sube si requiere andamio o trabajos en altura. El cambio de carpintería varía por material (PVC o aluminio RPT), tipo de apertura y vidrio (bajo emisivo, laminar acústico). En cualquier caso, compara presupuestos con detalle de materiales y método de instalación, ya que la estanqueidad final depende de ello.

Además del ahorro energético y el confort, mejorar ventanas puede influir en el aislamiento acústico, muy valorado en calles transitadas. Consulta si existen programas de rehabilitación o incentivos vigentes que apoyen la mejora de la envolvente y la eficiencia; a menudo, cambiar a sistemas con mejor aislamiento reduce consumo de climatización y mejora la calificación energética de la vivienda.

Tip para presupuestar: pide que incluyan marcas de burlete, tipo de sellador (MS, silicona neutra), uso de cintas estancas y tratamiento del vierteaguas. Es la mejor garantía de estanqueidad a largo plazo.

Preguntas frecuentes

¿Cómo sé si es filtración o condensación? Si aparece con lluvia y viento en puntos localizados del perímetro, suele ser filtración. Si el vaho sale en vidrios o esquinas frías cada mañana, es condensación por diferencia térmica y humedad interior.

¿Qué sellador usar? Para exteriores, prioriza MS polímero o silicona neutra compatible con el soporte. Evita siliconas acéticas en aluminio anodizado o piedra natural. Limpia y seca antes de aplicar, y respeta los tiempos de curado.

¿Cambiar ventanas o reparar? Si la perfilería es antigua, sin RPT y con múltiples fallos, el cambio es la solución definitiva. Si el problema está localizado (burlete, sellado, vierteaguas), una reparación bien ejecutada puede resolverlo a menor coste.

¿Sirve el doble acristalamiento para filtraciones? El doble acristalamiento mejora aislamiento térmico y acústico, pero no arregla por sí mismo una falta de estanqueidad en marco o encuentro con la obra. Primero, asegúrate de sellar correctamente.

¿Cada cuánto hacer mantenimiento? Revisión anual mínima: limpiar drenajes, ajustar herrajes, inspeccionar burletes y sellados. En zonas muy soleadas o costeras, cada seis meses.

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